A vueltas con la «tasa de basuras»
Desde hace unos días la Tasa de Gestión de Residuos (TGR) se ha convertido en un tema de conversación habitual. Os contamos de dónde surge esta tasa, en qué consiste y quien debe pagarla.
Todo viene del artículo 11.3 de la Ley 7/2022 de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, que a su vez se deriva de una directiva europea.
Entró en vigor el 10 de abril de 2025 y obliga a todos los municipios con más de 5.000 habitantes. Su objetivo es financiar los servicios de gestión de residuos, que incluyen la recogida, transporte y tratamiento de residuos generados en inmuebles residenciales y no residenciales (como profesionales, comerciales, industriales, artísticas, administrativas, de servicios y sanitarias o cualesquiera otras, públicas o privadas).
Los Ayuntamientos son los encargados de la recaudación del cálculo de cuánto deben pagar sus vecinos.
En el caso del Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, se han tomado tres elementos para calcular esta tasa. Por un lado, lo que se ha denominado la Tarifa Básica, que depende del valor catastral de la vivienda (es decir, cuanto más cara sea, más tendrá que pagar) y representa la mayor parte del importe de la tasa. A ésta se suma la Tarifa por Generación, que varía según el volumen de basura generada en cada barrio y puede moverse entre los 6 y 42 euros. Y, finalmente, hay un coeficiente de calidad para que las zonas que separan peor sus residuos paguen más.
¿Y quiénes son los obligados al pago?
En principio, debería pagar la tasa quien se beneficie de la prestación del servicio de basuras. Es decir, quien viva en la vivienda ya sea propietario o inquilino. Sin embargo, en el caso del alquiler debe estar especificado en el contrato de arrendamiento, con la cuantía bien definida. Si no está incluido por escrito, será el arrendador quien tendrá que asumir el pago.